sábado, 19 de abril de 2014

¡Cuenta, cuenta! :)

Bueno bueno, después de esta semana de vacaciones que me he tomado espero que todos/as vosotros/as también os las hayáis tomado y la hayáis aprovechado para descansar y reponer fuerzas.
Los amantes de la semana santa tienen que estar locos de contentos por el buen tiempo que les ha hecho para poder ver pasear por las calles sus pasos santos. 
Y los que no son amantes de la semana santa, también les ha hecho buen tiempo para poder disfrutar de un pequeño puente sin trabajo ni escuela. 

Hoy no vengo a contar nada en concreto, vengo a invitaros a que contéis historias que hayáis vivido y os hayan parecido memorables y favorables, algo que os haya subido el ánimo o que por el contrario os preocupe y que queráis compartir con nosotros/as para poder desahogaros y ser ayudados.
Contadme también de qué os gustaría que hablara en mis posts, todos los temas son bienvenidos.

A partir del Lunes, volverá la normalidad al blog, donde seguiré escribiendo anécdotas, moralejas y consejillos. 

¡¡Animaos y contadnos!! :)


sábado, 12 de abril de 2014

Ayudar es mágico.

Una vez un hombre rico le entregó un saco con basura a un hombre pobre que vivía en la calle, el hombre pobre sonrió y cogió con el saco. Lo vació, lo limpió, lo llenó de flores y se lo devolvió al hombre rico. Éste asombrado le preguntó: 
-¿Por qué me lo ha devuelto con flores si yo le dí basura?
Y entonces el hombre pobre sonriendo le contestó:
-Porque cada uno da lo que tiene en el corazón.

Cada día nos cruzamos con miles de personas por la calle sin ser conscientes de quien va a nuestro lado. Sin embargo son muchos los que cuando ven a alguien pidiendo en la calle se cambian de acera o giran la cabeza como si fueran a contagiarles algún tipo de enfermedad o incluso su mala suerte en la vida. Lo que muchos no sabemos es lo que hay detrás de cada persona, la trayectoria que han recorrido hasta encontrarse en ese fatal punto. 
Saliendo de comprar, me encontré con un hombre que pedía dinero para dar de comer a su hijo. Le pregunté la edad que tenía el niño, me dijo que acababa de cumplir un añito. Entonces le dije, que haríamos una cosa, no le daría dinero, sino que le compraría algo para su hijo. El hombre se echó a llorar y me contó que hacía cinco meses que le habían echado del trabajo, era obrero y que a pesar de no haber tenido una vida de lujos siempre había podido mantener a su familia.
Me imagino que historias como estas hoy en día, y tal como se encuentra la economía en nuestro país, habrá miles. No todos los que piden en la calle lo hacen para poder consumir drogas duras o alcohol (cosa que no veo como una lacra social sino como personas que necesitan ser ayudadas también, hablaremos más adelante de este tema).
 Poco a poco la sociedad en la que vivimos, se está deshumanizando, la gente ha aprendido a hacer la vista gorda ante tales situaciones y las respuestas más frecuentes escuchadas son ''hija, yo también lo estoy pasando mal en mi casa'' sí, lo sé, no son tiempos fáciles para nadie. Ninguno de nosotros vivimos como lo hacíamos años atrás. Pero hay que abrir la mente, ser conscientes de que los que podemos comer todos los días del mes somos grandes afortunados. Ya no hace falta irnos hasta África central para encontrarnos niños con una desnutrición avanzada, en España ya son el 21,6% de familias las que se encuentran por debajo del umbral de pobreza. Ayudémonos unos a otros. No hacen falta grandes esfuerzos, no hace falta gastarse medio sueldo en ayudar a las personas necesitadas. Empecemos por algo tan sencillo como no apartar la vista cuando alguien pide ayuda. 
Existen diversas organizaciones sin ánimo de lucro en cada provincia que trabajan con voluntarios, repartiendo comida en campañas anuales, organizando comedores benéficos, etc. que no exigen de tu dinero, simplemente de tu tiempo y buena voluntad para ayudar. 
Yo pertenezco a la Cruz Roja y a la Federación Española de Banco de Alimentos y sinceramente pienso que la gratitud que se siente al realizar tareas como es conseguir alimentos que es algo tan básico para la supervivencia es ilimitada. Pregunta, prueba, apúntate con amigos/as como hice yo, ver como la gente se implica poco a poco cada vez más, hace que se recupere la esperanza en el ser humano. ¡Engancha y te sientes realizado!

Haciendo referencia al filósofo T. Hobbes con la frase de ''El hombre es un lobo para el hombre'' quiero creer que esto puede ser cambiado, que entre todos podemos ayudar al más débil, ya que nunca sabremos cuando nosotros vamos a necesitar ayuda del más fuerte. La vida es una gran ruleta y tan pronto estás arriba como que caes en picado al fondo. 
Ayudar ennoblece, hace grande a las personas y sobre todo ayuda a hacerse grande a quien te necesita. 
Hoy por ti y mañana por mi. 


¡Un abrazo!

viernes, 11 de abril de 2014

Las casualidades no existen.

¿Os habéis encontrado alguna vez sumergidos en una situación en la que no entendiste? ¿Os han despedido de algún trabajo sin razón alguna o razones absurdas? ¿Estabais decididos/as a estudiar en una ciudad y no os han admitido en el lugar? BIEN.
 
Aunque os suene raro, es lo que tenía que pasar. Seguramente la situación que no entendíais ahora, cobrará sentido más tarde; el trabajo del que os despidieron no era adecuado para vosotros y más tarde surja la oportunidad que realmente esperabais; y sí, seguramente tú, que tuviste que irte a estudiar a otra ciudad y no pudiste quedarte en tu ciudad con tus amigos de siempre, hayas hecho amigos excelentes para toda la vida e incluso hayas encontrado el amor de tu vida allá donde te tocase ir.

Nací en el centro-este, me crié en el norte y estudio en lo más sur de España. Durante mis 22 años hubo muchas ocasiones en las que no entendía el porqué de las cosas. Viajé sin rumbo durante mucho tiempo, conocí culturas, personas, estilos de vida, etc. La pareja con la que estuve durante 6 años y medio y la que conocí en el centro-este de España tuvo que mudarse con toda su familia a América del sur, tampoco lo entendí. ¿Qué haría yo tan lejos de él? Un sentimiento de impotencia y rabia contra el mundo me invadió. Ya han pasado dos años desde entonces. Comencé a entenderlo a los tres meses de irse, todo tenía un porqué. El primero, la oportunidad que se me estaba dando de conocer mundo, con lo que lo aproveché y marché 5 meses a viajar por América latina. Bello. En segundo lugar, se me estaba dando la oportunidad de conocerme a mi misma, aprender donde estaban mis límites. Por lo que también lo aproveché y me fui a estudiar absolutamente sola, sin conocer a nadie al sur. Y por último, y la razón que desde el principio cambio, esta situación, me había intentado decir, es que esa persona y yo no debíamos seguir juntos el camino de la vida. Por lo que seis años y medio después la relación se rompió. 

Sí, al principio los cambios son duros, no entendemos el motivo por el que ocurren, porqué nos tienen que pasar cosas ''malas'' a las buenas personas. Sin embargo, el tiempo nos demuestra, que es lo que tenía que ocurrir, por A o por B. Son situaciones que deben ocurrir para dar paso a algo mejor, para poder evolucionar como personas. Cuando va pasando el tiempo y vas colocando todas las piezas del puzle que antes no encajaban vas viendo que ahora forman un cartel con una frase en clave. 

Cuando ocurra algo parecido en tu vida que te desconcierte, que te desbarajuste los planes date un sólo día para llorar por ello. Entiende que hay buenas razones para que eso esté ocurriendo. No hablo de religión, ni de culturas, ni estilos de vida ni forma de pensar, hablo de experiencias. Dale un voto de confianza a la''mala racha'' que estás pasando. Después de la tormenta siempre viene la calma. Y puedo decir con toda certeza que la frase se ajusta a la realidad. Las coincidencias no existen.
Confía en las cosas buenas que puedan pasarte, no dejes arrastrarte por algo que no salió como quisiste porque eso indica que es una nueva oportunidad que traerá cosas que no te imaginabas en tu plan anterior.

¡Suerte!

miércoles, 9 de abril de 2014

Sí en nuestros corazones.

Hoy no comenzaré con una historia pues creo que lo que hoy voy a comentar todos lo hemos pasado alguna vez a lo largo de la vida y por lo tanto sabemos lo que supone. Quiero hablaros sobre todo lo que fue y hoy ya no está en nuestras vidas. 
Me centraré en  la pérdida de los seres queridos. Quiero hablar de ese sentimiento de soledad que se mezcla con la ira y la impotencia. 
Es por todos sabido que el dolor emocional es el más doloroso para los seres humanos. Por nuestra tendencia a organizar nuestras vidas. Cuando crecemos rodeados de padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, etc. forjamos inconscientemente un imaginario futuro con todos ellos a nuestro alrededor envejeciendo con nosotros. Cuando esta idea se ve truncada por algún fallecimiento, generalmente de algún abuelo o abuela, nuestros planes se detienen y nos sentimos confundidos. Y comienza lo que profesionalmente se denomina ''duelo''. Yo, como profesional sanitario, me encuentro diariamente con duelos complicados, familiares que perdieron a su ser querido hace más de dos años y que son incapaces de seguir adelante y realizar una vida corriente. En otros casos, se ven afrontamientos ineficaces, como evitar la realidad o evadirse del resto de sus familiares. Si conocéis a alguien así, no lo toméis como algo personal, son personas que no saben cómo afrontar sus emociones, ayudadles. Buscad ayuda en profesionales como psicólogos o psiquiatras. 
Nunca hay que olvidar, que la pérdida de un ser querido es dura, ya sea una pérdida progresiva como puede ser una enfermedad crónica o una pérdida repentina como un accidente de tráfico. 
Lo único que varía es el impacto que supone en los familiares ya que en la segunda, los familiares se sienten culpables o incompletos al no haberse podido despedir.


Un duelo siempre es y será complicado, lo esencial para poder superarlo es la aceptación de la situación, hay que realizar un trabajo con uno mismo. Poder entender que la vida continúa y saber manejar el dolor que por un tiempo es sano que se manifieste, por supuesto, nunca habrá que reprimirlo. Esc
ribid cartas a vuestro ser querido, buscad personas con las que poder hablar y llorad, llorar limpia el alma. Llegará el día en que recuerdes a tu familiar y sonrías, recordando sólo lo bueno, ese será el día en que el duelo esté superado.


Por eso, yo siempre hago hincapié en una cosa que me enseñaron desde muy pequeñita en mi casa: Nunca, jamás, te acuestes sin haber perdonado con los que te peleaste y sobre todo da a todos las buenas noches. Valora lo que tienes.

A veces algo tan sencillo como un simple adiós, puede hacer que vivamos en paz. 
Todo mi amor y ánimo a todos los que estén pasando por un duelo.



A mi bisabuela, con amor.

martes, 8 de abril de 2014

El poder de las palabras.

En la planta de enfermedades coronarias conocí a un hombre de unos 80 años. Había ingresado por infarto agudo de miocardio y su pronóstico no era favorable. No hablaba y mucho menos sonreía. Los días pasaban y ningún familiar aparecía. El primer día que tuve que atenderle yo como enfermera, tomé asiento al lado de su cama y sabiendo que no era un hombre de muchas palabras me dispuse a hablar. 
-Buenos días. Me han dicho que no es usted muy charlatán.- Le dije sonriendo- Seré su enfermera a partir de hoy, sólo tengo 21 años y nunca he sufrido un infarto de corazón, por lo que no le diré que sé por lo que está pasando. Simplemente quiero que sepa que le ayudaré en todo lo que necesite.
Entonces, el hombre giró la cabeza y con lágrimas en los ojos, me dijo, en inglés, que no entendía lo que estaba diciéndole. Ahí comprendí el problema,  no es que el hombre no fuera charlatán, ni que estuviera malhumorado, tampoco era la enfermedad la que le impedía hablar. Nadie se había preocupado en averiguar de donde era él, si hablaba nuestro idioma o no. Le volví a explicar toda mi presentación en inglés, y él me contestó con una amplia sonrisa. Resultó ser un hombre alegre, divertido, y con un humor alucinante a pesar de encontrarse en aquella situación.
El hombre fue empeorando con los días, las enfermeras que me relevaban sólo se preocupaban de administrarle la medicación pautada por el médico, en cambio, cuando me veía entrar en la habitación, el hombre me indicaba que no quería
medicación sino simplemente que le cogiera la mano y le hablase mientras el dolor durara. 

Este hombre que recuerdo con gran cariño, me enseñó que las palabras curan muchas más enfermedades que cualquier medicación. Me enseñó a que siempre hay que pararse a escuchar a la gente, a preguntar el significado de las acciones, lo que se esconde detrás de ellas. Me enseñó a que las miradas también son palabras cuando la voz no da más de sí.
En ocasiones nos centramos tanto en el objetivo que olvidamos todos los detalles que quedan por el camino, cuando muchas veces llegan a ser más importantes incluso que la meta en sí.
Aprended a escuchar, a mirar con todos los sentidos y tal vez una sola palabra en el momento justo, ayude más de lo que creéis a alguna persona que ni imaginabais.

Las palabras están hechas para ser escuchadas pues son el relato de lo más profundo del ser.


En memoria de quien fue mi amigo y paciente.

lunes, 7 de abril de 2014

Cuando tropieces. Observa.

Un saltamontes muy triste y decaído vivía en un hermoso prado. Todos los días salía a pasear hasta llegar al lago donde aprovechaba a refrescarse sus patitas en el agua. Una mañana salió como de costumbre cuando tropezó cayendo sobre algo que produjo un sonido divertido, eran unos pequeños cascabeles que se le habían enredado en sus largas patitas, no se los podría quitar a pesar de que no le molestaban ni le dolían pero no soportaba el ruido que estos emitían a cada salto que daba. 
-Todo lo malo me tiene que pasar a mi- dijo cabizbajo.
Pronto todos los saltamontes del prado se acercaron atraídos por el sonido de los cascabeles, les pidió ayuda a los que se acercaban pero sólo recibía burlas y risas por su torpeza. Avergonzado y deprimido el saltamontes volvió llorando a su casa de donde no salió durante varios días. 
De pronto, un grillo músico que pasaba por ahí se posó sobre una gran hoja y comenzó a tocar el violín. El saltamontes amante de este instrumento salió de su casa para ver de cerca al músico, cuando se acercó el grillo dejó de tocar y sonriendo se giró hacia el saltamontes.
-¡Qué sonido tan agradable amigo saltamontes! ¿Eres músico también?
-¡Oh, no! Yo no le quise molestar señor. 
-No me molestaste, podríamos tocar juntos, ¿qué te parece?
-Pero yo no soy músico, no sé tocar señor.
-No te preocupes, tú tan sólo escucha la música y déjate llevar.
Y así fue como el saltamontes escuchaba la música que salía del violín que tocaba el grillo y de pronto sintió deseos de mover sus patitas agitando los cascabeles con mucho ritmo. El sonido de los instrumentos pronto llamó la atención de los grillos que anteriormente se habían burlado de él, los cuales se acercaron con vergüenza hasta que el grillo les indicó que se acercaran que estaban perdonados. 
El saltamontes se sintió tan feliz que agradeció el día en que aquellos cascabeles se le habían enredado en sus patitas. 

Hay veces en que estamos tan obcecados en el obstáculo que nos surge que olvidamos el partido que podemos sacar de ello. Es cierto, que cuando llevamos mucho tiempo en un túnel de oscuridad, sólo nos fijamos en todo lo negativo que nos rodea, cualquier pequeño cambio nos parece un mundo y pensamos que todo está yendo en nuestra contra. 
En muchas ocasiones es necesario, pararse, mirar alrededor, e intentar valorar todas las opciones que tenemos. Agarrar el problema con las manos y darle mil y una vueltas hasta que encontremos el lado positivo que éste esconde. Porque aunque no lo creamos SIEMPRE se puede sacar algo positivo, aprender, superar, mejorar, empezar, etc. 
No te rindas cuando aparezca un problema, porque eso supone que el problema habrá ganado y que la experiencia que deberías de haber aprendido se perderá. 
El ser humano es un animal de costumbres, cuando esa costumbre se ve alterada éste necesita un período de adaptación, cuando se trata de algo positivo el período es relativamente corto, sin embargo, cuando el cambio daña los sentimientos el período pasa a ser largo incluso a veces permanente (casos graves). Tener esta información en nuestro poder sobre nuestra especie nos hace afortunados, y nos da ventajas sobre nosotros mismos.

¡Feliz semana!

sábado, 5 de abril de 2014

Camino a la tranquilidad personal

Un día en clase, un profesor nos indicó que trajéramos patatas y una bolsa de plástico. A la mañana siguiente todos un poco despistados por no saber qué nos iba a pedir que hiciéramos con ellas, las sacamos encima de la mesa. El profesor nos dijo que escogiéramos las más grandes y que por cada persona con la que estuviéramos enfadados escribiéramos su nombre en una de ellas. 
Cuando terminamos la tarea, nos dijo que introdujéramos las patatas en la bolsa de plástico y que deberíamos llevarla durante una semana en la mochila, sin poder sacarla. 
Al cabo de un par de días empezábamos a sentir molestias en la espalda y la incapacidad de poder realizar el resto de las tareas correctamente. 
Con este experimento el profesor quiso explicarnos, que el dolor y el cansancio que el peso de las patatas nos había causado en la espalda era el mismo que el rencor causaba en nuestros corazones.

Está demostrado que ciertas enfermedades son causadas por somatizaciones, el no expresar, el aguantar todo el dolor hasta que explotamos. Muchas veces pensamos que el perdonar es un regalo para la persona que nos ha fallado sin darnos cuenta de que los primeros beneficiados de este acto somos nosotros mismos, pues mantenerse en un estado mantenido de rencor hacia otros causa, estrés, agotamiento mental, depresiones, etc. Todos tenemos o

hemos tenido rencores ''pudriéndose'' en nuestra ''mochila'' sentimental.
Muchas veces incluso, el perdón que no podemos ofrecer no es a otra persona sino a nosotros mismos, en ese caso hay que aprender a saber perdonarse los errores a uno mismo. Hay que tener presente, que a esta vida vinimos a equivocarnos. Perdónate por todas las cosas que no fueron como quisiste que fueran.
El perdón es la medicina más económica que existe, nos libera de ataduras que amargan nuestra vida y enferman nuestro cuerpo.
No significa que al perdonar estés de acuerdo con lo que sucedió, ni que le restes importancia, ni que vayas a volver a tratar a la persona que dañó como antes de que sucediera. Simplemente significa vaciar tu mente y tu corazón de recuerdos y rencores que sólo causaron dolor y rabia.

Aprender a perdonar es aprender a vivir con el alma tranquila.