sábado, 12 de abril de 2014

Ayudar es mágico.

Una vez un hombre rico le entregó un saco con basura a un hombre pobre que vivía en la calle, el hombre pobre sonrió y cogió con el saco. Lo vació, lo limpió, lo llenó de flores y se lo devolvió al hombre rico. Éste asombrado le preguntó: 
-¿Por qué me lo ha devuelto con flores si yo le dí basura?
Y entonces el hombre pobre sonriendo le contestó:
-Porque cada uno da lo que tiene en el corazón.

Cada día nos cruzamos con miles de personas por la calle sin ser conscientes de quien va a nuestro lado. Sin embargo son muchos los que cuando ven a alguien pidiendo en la calle se cambian de acera o giran la cabeza como si fueran a contagiarles algún tipo de enfermedad o incluso su mala suerte en la vida. Lo que muchos no sabemos es lo que hay detrás de cada persona, la trayectoria que han recorrido hasta encontrarse en ese fatal punto. 
Saliendo de comprar, me encontré con un hombre que pedía dinero para dar de comer a su hijo. Le pregunté la edad que tenía el niño, me dijo que acababa de cumplir un añito. Entonces le dije, que haríamos una cosa, no le daría dinero, sino que le compraría algo para su hijo. El hombre se echó a llorar y me contó que hacía cinco meses que le habían echado del trabajo, era obrero y que a pesar de no haber tenido una vida de lujos siempre había podido mantener a su familia.
Me imagino que historias como estas hoy en día, y tal como se encuentra la economía en nuestro país, habrá miles. No todos los que piden en la calle lo hacen para poder consumir drogas duras o alcohol (cosa que no veo como una lacra social sino como personas que necesitan ser ayudadas también, hablaremos más adelante de este tema).
 Poco a poco la sociedad en la que vivimos, se está deshumanizando, la gente ha aprendido a hacer la vista gorda ante tales situaciones y las respuestas más frecuentes escuchadas son ''hija, yo también lo estoy pasando mal en mi casa'' sí, lo sé, no son tiempos fáciles para nadie. Ninguno de nosotros vivimos como lo hacíamos años atrás. Pero hay que abrir la mente, ser conscientes de que los que podemos comer todos los días del mes somos grandes afortunados. Ya no hace falta irnos hasta África central para encontrarnos niños con una desnutrición avanzada, en España ya son el 21,6% de familias las que se encuentran por debajo del umbral de pobreza. Ayudémonos unos a otros. No hacen falta grandes esfuerzos, no hace falta gastarse medio sueldo en ayudar a las personas necesitadas. Empecemos por algo tan sencillo como no apartar la vista cuando alguien pide ayuda. 
Existen diversas organizaciones sin ánimo de lucro en cada provincia que trabajan con voluntarios, repartiendo comida en campañas anuales, organizando comedores benéficos, etc. que no exigen de tu dinero, simplemente de tu tiempo y buena voluntad para ayudar. 
Yo pertenezco a la Cruz Roja y a la Federación Española de Banco de Alimentos y sinceramente pienso que la gratitud que se siente al realizar tareas como es conseguir alimentos que es algo tan básico para la supervivencia es ilimitada. Pregunta, prueba, apúntate con amigos/as como hice yo, ver como la gente se implica poco a poco cada vez más, hace que se recupere la esperanza en el ser humano. ¡Engancha y te sientes realizado!

Haciendo referencia al filósofo T. Hobbes con la frase de ''El hombre es un lobo para el hombre'' quiero creer que esto puede ser cambiado, que entre todos podemos ayudar al más débil, ya que nunca sabremos cuando nosotros vamos a necesitar ayuda del más fuerte. La vida es una gran ruleta y tan pronto estás arriba como que caes en picado al fondo. 
Ayudar ennoblece, hace grande a las personas y sobre todo ayuda a hacerse grande a quien te necesita. 
Hoy por ti y mañana por mi. 


¡Un abrazo!

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