Un día en clase, un profesor nos indicó que trajéramos patatas y una bolsa de plástico. A la mañana siguiente todos un poco despistados por no saber qué nos iba a pedir que hiciéramos con ellas, las sacamos encima de la mesa. El profesor nos dijo que escogiéramos las más grandes y que por cada persona con la que estuviéramos enfadados escribiéramos su nombre en una de ellas.
Cuando terminamos la tarea, nos dijo que introdujéramos las patatas en la bolsa de plástico y que deberíamos llevarla durante una semana en la mochila, sin poder sacarla.
Al cabo de un par de días empezábamos a sentir molestias en la espalda y la incapacidad de poder realizar el resto de las tareas correctamente.
Con este experimento el profesor quiso explicarnos, que el dolor y el cansancio que el peso de las patatas nos había causado en la espalda era el mismo que el rencor causaba en nuestros corazones.
Está demostrado que ciertas enfermedades son causadas por somatizaciones, el no expresar, el aguantar todo el dolor hasta que explotamos. Muchas veces pensamos que el perdonar es un regalo para la persona que nos ha fallado sin darnos cuenta de que los primeros beneficiados de este acto somos nosotros mismos, pues mantenerse en un estado mantenido de rencor hacia otros causa, estrés, agotamiento mental, depresiones, etc. Todos tenemos o
hemos tenido rencores ''pudriéndose'' en nuestra ''mochila'' sentimental.
Muchas veces incluso, el perdón que no podemos ofrecer no es a otra persona sino a nosotros mismos, en ese caso hay que aprender a saber perdonarse los errores a uno mismo. Hay que tener presente, que a esta vida vinimos a equivocarnos. Perdónate por todas las cosas que no fueron como quisiste que fueran.
El perdón es la medicina más económica que existe, nos libera de ataduras que amargan nuestra vida y enferman nuestro cuerpo.
No significa que al perdonar estés de acuerdo con lo que sucedió, ni que le restes importancia, ni que vayas a volver a tratar a la persona que dañó como antes de que sucediera. Simplemente significa vaciar tu mente y tu corazón de recuerdos y rencores que sólo causaron dolor y rabia.
Aprender a perdonar es aprender a vivir con el alma tranquila.
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